Libros

En este apartado te dejo el resumen de algunos libros que pueden hacerte Viajar por el Mundo con la imaginación...

LA CONQUISTA DE AMERICA  de Tzvetan Todorov
Si hay un enfoque interesante y singular con respecto a la Conquista de América, ese es sin dudas el que surge del puño y la mirada de alguien que pertenece a una tradición que se mantuvo ajena a ella: la del búlgaro Tzvetan Todorov.  

Su análisis se centra básicamente en el estudio de la otredad: el descubrimiento del otro a través de una serie de relatos que narran los encuentros entre los Pueblos Originarios de América y los principales navegantes españoles.  

"A falta de palabras, indios y españoles intercambian, desde el primer encuentro, pequeños objetos sin importancia, y Colón no deja de alabar la generosidad de los indios que dan todo por nada; le parece que a veces raya en la tontería: ¿por qué aprecian por igual un pedazo de vidrio que una moneda, y dan el mismo valor a las monedas insignificantes que a las de oro? (...) Al igual que con el caso de las lenguas, Colón no entiende que los valores son convencionales, que el oro no es más valioso que el vidrio "en sí", sino sólo dentro del sistema europeo de intercambio".

La premisa básica que atraviesa troncalmente todo el libro es "Colón ha descubierto América, pero no a los americanos".

Un libro para reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestra tierra, sobre la memoria de América y la identidad de los Latinoamericanos.


MEMORIA DEL FUEGO de Eduardo Galeano
Si hay un autor que sabe narrar los secretos de América Latina, ese es, sin dudas, Eduardo Galeano.  Uno puede nutrirse de paisajes, de costumbres y de historia al sumergirse entre los trazos de su pluma.  Galeano rescata la esencia de Latinoamérica, y rodeada de un aura de magia, la entrega al lector en forma de baladas.  Leer a Galeano es dejarse hipnotizar por el brillo de las riquezas de América, es dejarse deslumbrar por los colores de sus pueblos, y es en definitiva, mirar hacia adentro y maravillarnos ante nuestro propio resplandor.  En este libro el autor engrandece nuestras raíces, nuestros héroes y nuestras ciudades más emblemáticas: Atahualpa, Manco Inca, Quito, Lima, Cuzco, Potosí... todos ellos, con sus historias y sus coyunturas, ilustran las páginas de este maravilloso libro y desbordan nuestros sentidos.  Pero lo mejor de todo, es que este autor nos inviste de la Identidad Latinoamericana desde el origen mismo de la creación:

"En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo que tenían entre las piernas.
-- Te han cortado?-- preguntó el hombre.
-- No -- dijo ella --. Siempre he sido así.
Él la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta.
Dijo:
-- No comas yuca, ni guanábanas, ni ninguna fruta que se raje al madurar. Yo te curaré. Échate en la hamaca y descansa.
Ella obedeció. Con paciencia tragó los menjunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos. Tenía que apretar los dientes para no reírse, cuando él le decía:
-- No te preocupes.
El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en una hamaca. La memoria de las frutas le hacía agua la boca.
Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos de euforia y gritaba:
-- ¡Lo encontré! ¡Lo encontré!
Acababa de ver al mono curando a la mona en la copa de un árbol.
-- Es así -- dijo el hombre, aproximándose a la mujer.
Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas, invadió el aire. De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían vapores y fulgores jamás vistos, y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses."-




YO de Ricky Martin
A primera vista es un tanto extraño que recomiende este libro como un libro de viajes porque no lo es.  Sin embargo, es un libro donde su autor nos habla, entre otras cosas (como su niñez, su relación con la fama, la paternidad y sus amores), de cómo sus viajes a la India lo ayudaron a reencontrarse con su profundo ser interior, dedicando todo un capítulo a describir esta maravillosa experiencia.  "Yo siempre digo que la persona que va a la India y no visita una estación de tren en realidad nunca a estado en ese país.  Las estaciones de tren en la India son unos de los lugares más increíbles que yo haya visto, llenísimos de gente, actividad, sonidos, olores y colores.  Es una experiencia sumanente folklórica y hasta intimidante la primera vez que la vives.  Lo importante es olvidarte de que eres un extranjero para verte a ti mismo como parte de esa fotografía y de la realidad de ese momento.  Porque si no, el caos es tal que te pueden llegar a dar ganas de salir corriendo.  En un mismo sitio se amontonan cientos de personas para tratar de agarrar un tren.  La gente grita, discute, mientras que tú lo único que quieres es llegar al vagón con tu mochila. (...) En la India encontré lo que considero que son las tres claves de la vida: serenidad, sencillez y espiritualidad. (...) y descubrí que la verdadera riqueza no está afuera, sino adentro."   Algunas veces me pregunto por qué la gente que busca un cambio en su vida viaja a la India y me respondo que tal vez el cambio rotundo de contexto los ayude a realizar ese cambio interior, sin embargo, el autor lo explica de esta manera: "Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que esos dos viajes a la India me marcaron de manera muy profunda.  En realidad podría pensar que fue una coincidencia (...) pero muy en el fondo de mi corazón, sé que no es así. (...) hay algo en ese país, en sus colores, su gente y su energía, que vibra en la misma frecuencia que mi alma".-



EL OJO DEL LEOPARDO de Henning Mankell

De manos de su protagonista, un europeo llamado Hans, nos adentramos en el corazón de África, donde “La verdad europea pierde su vigencia en la infinita sabana. (…)  Las diferencias entre los continentes no son nunca tan grandes y evidentes como cuando están representadas por dos personas particulares.”  El principal temor de Hans como hombre blanco, es ser un extraño en una tierra extraña: “Africa me asusta, con su calor, sus olores, sus gentes con zapatos rotos.  Aquí se me ve demasiado.  Mi color de piel brilla como una vela en la oscuridad.”  Los juegos de luz y sombras en la noche africana imparten miedo e inseguridad, sensaciones que se desvanecen frente a la luz eléctrica “…una luz en la que los negros no pueden esconderse.”  Pero no solo su gente inspira desconfianza, sino que África misma, como espacio geográfico, se convierte en un sujeto también temible y amenazante.  El aire está cargado de una angustia y una cólera que han sido reprimidas durante demasiado tiempo, pero que amenazan con estallar en cualquier momento “…imagina que África es un depredador herido que aún no tiene fuerza suficiente para levantarse.”  África tiene también la particularidad de eliminar todos los anhelos y sueños de sus visitantes ni bien ponen un pie en ella.  “Siento cosas distintas que, sin saber de dónde proceden, atacan y desfiguran mi sentido común.”  En la bulliciosa noche africana, lo extraño es el silencio: “Se despierta de repente.  Algo lo ha despertado y escucha en la oscuridad.  La noche africana está serena.  (…) La tranquilidad, piensa enseguida.  Eso es lo que me ha despertado.  Ha ocurrido algo, esta tranquilidad no es natural.”  La malaria, con su fomento de sus alucinaciones, forma también parte de ese complot de magia y de sombras, que amenaza con convertirse en paranoia.  Para el blanco, las costumbres africanas suenan extravagantes: el recurso a la magia negra, la brujería y los hechiceros, se vislumbran como fuerzas ocultas que amenazan a los blancos “Si hay algo que los africanos conocen bien, es cómo mezclar venenos mortales (…) hierbas que se camuflan como verduras comunes.”  África es un pueblo marcado por un fuerte uso de las supersticiones que utilizan como halo de misterio frente al hombre blanco, un espacio inaccesible, una valla invisible e incomprensible que los rodea, frente a la cual todas las certezas del hombre blanco se desvanecen.  Pero este escudo protector extiende sus fuerzas ocultas como tentáculos hasta penetrar en lo más profundo de los pensamientos y perturbar la racionalidad del hombre blanco.  El protagonista denuncia que hay en África una necesidad y un sufrimiento estructurales creados y mantenidos por el hombre blanco por medio de la corrupción y el desvío de los artículos de primera necesidad y de la ayuda humanitaria.  “…África ha sido sacrificada sobre un altar occidental…”.  El leopardo es considerado por los blancos una presa de cacería, un trofeo para demostrar su superioridad, contrariamente, para los africanos, el leopardo tiene una sabiduría superior a la de los hombres y los caciques van investidos con su piel como símbolo de dignidad e invulnerabilidad.  El Ojo del Leopardo es finalmente una metáfora del hombre negro que observa sigilosamente al hombre blanco que se apropia de su propio territorio: “El leopardo ve sin ser visto”.-



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