sábado, 4 de diciembre de 2010

ARGENTINA - BUENOS AIRES - CAP 1: Puerto Madero

Faro de Dársena Norte
Soy una convencida de que ser Mochiler@ no es una actividad sino una filosofía de vida y por lo tanto, no se encuentra necesariamente restricto al contexto de los viajes sino que se puede ser Mochiler@ en su propia ciudad.

Pero ser Mochiler@ en medio de nuestra rutina laboral plagada de obligaciones y de horarios a cumplir, no es tarea sencilla.  El desafío que se enfrenta es muy grande, pero cambiando el ángulo de visión se puede hacer que la vida rutinaria y monótona de todos los días se convierta en algo interesante, inquietante, curioso y digno de fotografiar dejándome llevar por esa misma sorpresa que experimenta el extranjero cuando pisa esta tierra por primera vez, por la curiosidad que encierra la tierra extraña.  Es lo que se llama resignificación.

Para demostrártelo, me tomé un día del fin de semana e hice el mismo recorrido que hago habitualmente para ir a trabajar, el recorrido que hago cinco de cada siete días, dormida, cansada, agotada y sin energías, pero esta vez lo hice con mi atuendo de mochilera: pantalones, botas de trekking, una mochila de mano, un mapa, un sandwich casero, mi diario y mi cámara.


Baires cuenta con una amplia línea de subterráneos que pueden utilizarse sin problemas, viajar en subte aquí es muy sencillo porque los mapas son muy simples y gráficos: cada línea de subte tiene una letra y un color asociados.  De lunes a viernes los vagones van repletos ya que transportan a los pasajeros hacia los puntos claves laborales, por eso es que la gente viaja a presión por lo que es condición necesaria para poder ingresar al vagón, pasar al estado líquido… en estado sólido es imposible.  Pero este mismo transporte, los fines de semana, une puntos de esparcimiento importantes, entre ellos, Puerto Madero.  La estación que te deja más cerca (y es la que yo utilizo todos los días para ir a trabajar) es la terminal Leandro N. Alem de la línea B ó roja, que te deja justo entre el Correo Central y el Luna Park, a tan solo una cuadra de Puerto Madero.

La zona se divide básicamente en cuatro diques comenzando en el Dique 1 hacia el sur y terminando en el Dique 4 hacia el norte.  Desde la Estación Alem conviene caminar hacia la Avenida Córdoba para iniciar el recorrido desde el Dique 4 donde se encuentra el famoso Faro de la Dársena Norte.  Puerto Madero es el barrio más joven de la Capital Federal pero está construido sobre uno de los sectores más antiguos y emblemáticos de la ciudad: el Antiguo Puerto de Buenos Aires.  Una particularidad muy especial es que sus calles llevan los nombres de mujeres emblemáticas de la historia Argentina.  Como primera observación uno puede percatarse rápidamente que sobre una de las márgenes los edificios son de ladrillo a la vista mientras que en la margen de en frente son de vidrio.  La razón de ello es que los edificios de ladrillo, los docks, son las estructuras originales del puerto donde se descargaban y almacenaban los productos que transportaban los barcos en este muelle.

Hace algunos años atrás, cuando dejaron de utilizarse, toda la zona era un cementerio de silos y de barcos.  El lugar estuvo abandonado hasta que un proyecto de restauración y puesta en valor de este sitio histórico de Baires, los rescató del olvido y los puso en circulación nuevamente como espacios privilegiados para oficinas, viviendas y restaurantes.  Luego, en forma literalmente espejada, se hicieron construcciones similares en el margen opuesto pero montadas con una estructura más moderna de vidrios espejados.



Entre las estructuras modernas más importantes está el Puente de la Mujer, sobre el Dique 3 así como la restauración y puesta en valor del antiguo y emblemático edificio de Molinos Río de la Plata.  También se pueden visitar los buques museo Corbeta Uruguay y Fragata Sarmiento. 
 


 
Siguiendo por cualquier calle hacia el río (si se quiere se puede caminar hasta la calle Rosario Vera Peñaloza, entre los Diques 1 y 2) se accede al barrio nuevo y una serie de parques que frecuentan mucho quienes practican rollers o skate por sus grandes explanadas.











Tortilla
Continuando un poco más allá se llega a la Costanera Sur, donde está la Fuente de las Nereidas, un lugar de esparcimiento muy concurrido los fines de semana.  Allí están los tradicionales puestitos callejeros donde, entre mesitas al aire libre, vendedores, niños, perros y palomas, puede disfrutarse de un riquísimo choripán recién hecho.  Todo en Costanera Sur es sumamente informal.  Y por la tarde es casi obligado comer unas riquísimas tortillas calientes con unos mates bien espumosos.

Si uno observa con detenimiento, en toda esta zona abundan las estructuras con formas geométricas básicas pero formando parte de grandes composiciones.  Otra cosa que se ve, si uno observa con atención, es que hay mucho uso del dualismo: torres dobles, simetrías espejadas, grúas ubicadas de a pares.  Las grúas son también un hito en la historia de esta ciudad: si mal no recuerdo son de origen alemán pero cuando las compraron no se percataron que no eran compatibles con nuestro sistema eléctrico y quedaron destinadas a formar parte de la decoración del paisaje.




Los fines de semana, aprovechando la cantidad de gente que hay en la zona, puede visitarse también la Reserva Ecológica Costanera Sur.  La base de esta reserva es un terreno ganado al río cuyo relleno corresponde a las demoliciones de edificios que se realizaron en la década del ochenta para hacer la autopista.  En principio se rellenó sólo el contorno y luego se bombeó el agua estancada hacia fuera.  Así es que para recorrerla los caminos están trazados sobre esos contornos originales.  Hace unos años, cuando la vegetación no estaba tan avanzada, uno podía ver los restos de los edificios en todo su esplendor: paredes, azulejos, inodoros.  Hoy por suerte la mayor parte está cubierta con vegetación pero si uno sabe observar con detenimiento, pueden descubrirse algunos de estos vestigios.  Incluso se decía que debido a su ubicación, en el interior de este predio se había planificado el traslado de los principales edificios de gobierno, sin embargo hoy es la reserva de fauna y flora autóctona de la ciudad.  Una vez me explicaron que esa sería la vegetación natural de Baires de no existir la urbanización.  



Es un circuito de trekking básico y llano que incluso puede recorrerse en bicicleta.  Hay varios caminos internos, pero el camino medio parece ser siempre el más transitado y es el que lleva directo a un espacio abierto a orillas del río.  La costa en este lugar no es para una postal por la naturaleza propia de todo este espacio artificialmente construido, sin embargo, pueden disfrutarse de los ceibos, el árbol con la Flor Nacional de Argentina, del Río de la Plata y su imperceptible oleaje, del aroma dulce del río y de la paz del lugar en un pequeño espacio verde a la orilla del mismo.  De ahí se puede salir por el mismo lugar de ingreso y caminar por Costanera Sur hacia el norte donde pueden observarse los vestigios de las antiguas escalinatas que descendían a hacia el río en las época que su costa era utilizada como balneario o bien continuar hasta la salida norte de la propia Reserva Ecológica y así cerrar el circuito.-

Inferior: Puerto Madero (diques) - Medio: Costanera Sur - Superior: Reserva Ecológica