jueves, 17 de enero de 2002

EGIPTO - CAP 3/13: Secretos de Ciudad - Parte I

El Cairo, Egipto – jueves 17 de enero de 2002

Ascensor de nuestro hotel
Vamos con las actividades cotidianas: abrir una canilla y que te salga agua es algo insólito.  Si querés bañarte “andá a la habitación de Alicia”.  Si querés ir al baño “tomate un café en el Hilton”.   El ascensor es aquí otro complejo elemento: para activarlo “cerrá la puerta externa a medias” y acomódate bien porque la puerta interna es de doble hoja y se abre para adentro.  Si viajás en colectivo, “subís por atrás, bajás por adelante”.  En cuanto al frío, cuando te congelás, TE CONGELAS y no hay forma de recuperar el calor, ni siquiera entre las frazadas.  La calefacción no existe.


El tránsito es otro elemento interesante de este paisaje urbano (con decirles que desde el balcón intento comprender su funcionamiento y no lo logro).  Los autos se pasan por la izquierda, por la derecha y por arriba.  No hay carriles.  Los semáforos, si bien funcionan, NO SE USAN.  A este estado de caos hay que sumarle los peatones que circulan ENTRE LOS AUTOS.  Las normas reglamentarias parecen no haber llegado nunca, nadie frena ante un peatón, las luces de los autos no se usan, todo se arregla con un par de bocinitas… aunque no lo crean, los dos bocinazos cortitos son un hábito para este movimiento urbano.  

Balcón de nuestro hotel
Internamente el barrio es una maraña de balcones, escaleras, ventanas sin cortinas tapadas con cualquier trapo, mucho polvo, mucho abandono, pobreza y ropa tendida en cualquier parte.  Para que tengan una idea es como esas películas de Vietnam donde entre los autos corren gallinas, cabras, el verdulero en carreta, el garrafero en carreta, los taxis, los peatones, las bicicletas… pero el color principal de este paisaje es la música: en todos los rincones, a toda hora, esa música hace de esta ciudad un lugar único y especial que hace que uno se sienta transportado en el tiempo. 
  
La ciudad tiene superpoblación, en su mayoría de clase económica baja y una infraestructura muy vieja y totalmente deteriorada, que es lo que yo asemejé a Vietnam.  Por otra parte, la entrada de la ciudad es algo así como Las Vegas, en una contraposición total, pero no es algo preparado ni para vivir ni para el turismo (el turismo se aloja dentro de la ciudad) sino que aparentemente es para las transacciones internacionales.  

El Cairo y El Nilo

El dinero obtenido del turismo gracias a su importante patrimonio arqueológico, no vuelve ni al turismo ni a la arqueología, por eso ellos licitan internacionalmente los centros de excavación.  Supongo que el dinero del turismo va precisamente a mantener otro tipo de fachada, la fachada lujosa, o tal vez esta esté construida íntegramente de petróleo.  Incluso el Nilo tiene en estas costas una imagen romántica por excelencia.  Es una especie de Puerto Madero cruzado por tres puentes estilo francés, con catamaranes que recorren sus tranquilas aguas.  Por la noche es un show bellísimo, ya que se reflejan sobre él los imponentes hoteles, los barcos, los puentes, muchas luces… es un sueño.  Si hay algo que voy a extrañar de esta ciudad es el Nilo, tener la posibilidad de observarlo desde el balcón cada mañana cubierto de una tenue neblina, es un hábito exquisito (que palabra, ¿eh?). 
No hay perros ni en las calles ni en las casas, por lo cual, uno podría caminar tranquilo sin pensar en sus subproductos, sin embargo, vivimos pendientes del suelo que pisamos… hábito importando de mi Buenos Aires querido.
Ingresar a una tienda a comprar es toda una ceremonia social e implica aceptar la invitación de cortesía por parte del dueño a compartir una charla acompañada de té egipcio en la trastienda del local, espacio que generalmente pertenece a su propia casa.  Esta relación social en forma de presentación personal es previa al intercambio monetario y es condición necesaria para que este segundo paso suceda.  Nosotros ya estuvimos haciendo esto en el subsuelo de un vendedor de piedras, donde todas las paredes estaban revestidas monocromáticamente por collares, pendientes y demás yerbas.
Todavía no sé con qué frecuencia sucede, pero las mezquitas llaman a sus fieles a orar cantando alabanzas por altoparlantes ubicados en toda la ciudad (algo así como nuestras campanadas dominicales).
La comida a base de carne cuesta un promedio de 20LE (libras egipcias) mientras que la realizada a base de verduras cuesta aproximadamente 2LE.  La carne es un plato reservado para los más ricos.  Yo ya estuve probando algunos platos típicos, por ejemplo, unas tortillas fritas de harina de garbanzos, una ensalada de unos granitos chiquitos blancos con algo parecido al ají rojo, algo parecido al ají amarillo, algo parecido a la cebolla, unos granos blancos parecidos al choclo y otras tantas formas y colores que en conjunto resultaban muy gustosas pero que en realidad no sé qué carajo comí.
A pesar de ser gente de bajos recursos económicos pueden hablar inglés, francés, italiano y español, milagro del turismo, lo cual deja una vez más en claro que la clase económica no tiene relación directa con la clase cultural.  Lo cierto es que mi “i  want…” y mi “how much…” funcionan de maravillas.
¿Quieren saber qué tengo que hacer hoy?  Voy a pasar la noche durmiendo en un tren camino a Aswan.-


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