sábado, 3 de marzo de 2012

ARGENTINA - CAP 1/5: partiendo hacia Catamarca

Micro, camino a Tucumán - sábado, 03 de marzo de 2012

Hacía mucho tiempo que no planificaba un viaje de esta magnitud: 14 días de campamento en plena montaña junto a tres amigas.  Pero la magnitud no tiene que ver solamente con la experiencia futura a vivir sino también con todo lo que previamente implica su planificación.   A medida que avanzan los días uno descubre que inversamente a lo que creía, cada vez le faltan más cosas, y a esto se suma el plus de la emoción que va en incremento a medida que disminuye el tiempo para la partida.  La adrenalina corre por el cuerpo con la fuerza de un río de montaña... y a mi me arrastró el sueño y me dejó las últimas 24hs sin dormir.

Somos cuatro mujeres que planificamos vivir 14 días en dos carpas en medio de la naturaleza, alejadas de toda población humana, pero la cantidad de equipo necesario para lograr tal objetivo supera ampliamente nuestra capacidad de carga.  Viajamos como un séquito de "Equecos" pero con las alforjas repletas de felicidad.  

En realidad la apuesta es bastante arriesgada y es algo que hace varios días hace mella en mi cabeza y me tiene bastante inquieta, analizando toda la gama de posibilidades.  Para tener una mejor visión de la zona he armado un mapa satelital gigante ensamblando pequeños cuadros de sectores, siguiendo como columna vertebral del mapa el cauce del río Santa María.

Siempre es importante tener en cuenta que las condiciones climáticas pueden cambiar inesperadamente y sorprendernos cuando menos lo esperamos, por lo cual hay que estar siempre preparados con un equipo básico: el kit de supervivencia.  Hay un par de cosas que a mi entender son claves y que personalmente suelo llevar siempre en mi mochila de mano: un par de medias gruesas, una barra de chocolate, una linterna y una petaca de licor, así, llegado el caso, estos elementos pueden ayudarme a mantener el calor de mi cuerpo ante una situación de baja temperatura.  A partir de este viaje sumé además a mi equipo de supervivencia un nuevo instrumento: una brújula cartográfica.

Entre las cosas inesperadas que me deparaba la preparación de este viaje, unas horas antes de partir descubrí, al abrir el bolso que contenía la carpa, algo que había prácticamente olvidado: la última vez que la había desarmado había notado que una de las varillas estructurales tenía el elástico cortado.  Ahora lo reconfirmaba y a pocas horas de partir, me vi a mi misma en una mercería explicando, en un dialecto del lenguaje de señas, que necesitaba cinco metros de un elástico "así" para que pueda entrar en un tubo negro que tiene un agujerito "así" para poder armar la carpa.  Ir a una mercería a pedir elástico para la varilla rota de la carpa causó en la vendedora el mismo estupor que si me hubiese visto en ese mismo momento descender de un platillo volador procedente de una dimensión desconocida, si no me creen, hagan la prueba...


El servicio de ómnibus de larga distancia de Balut deja bastante que desear.  Llevamos 5hs de viaje y ya nos transmitieron tres películas cuyo volumen ensordecedor no nos permite escucharnos al hablar entre nosotras, ni leer, ni dormir.  Es más, en el único momento que logré dormitar, me desperté sobresaltada mirando atónita y con ojos abiertos como huevo frito, a mi compañera de asiento, al escuchar una frenada que creí era del micro pero resultó ser que provenía de los efectos especiales de la película que sonaban en estéreo a pocos centímetros de mis oídos.  Nos anunciaron una parada para cenar a las 21hs y para poder estar listas a tiempo y descender rápido, a las 20:30hs nos calzamos las botas de trekking, ya que veníamos cómodamente viajando en medias, pero lamentablemente algo les falló en los cálculos y terminamos parando para cenar de nuestro "tupper comunitario", fastidiadas, a las doce de la noche.-


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