viernes, 25 de enero de 2002

EGIPTO - CAP 11/13: Tras los pasos de Cleopatra

Luxor, Egipto – viernes 25 de enero de 2002
 


El viernes hicimos nuevamente un convoy con custodia hasta las ciudades de Abidos y Dendera.  En principio se reúnen todas las trafics de turistas, en una calle cortada en ambos extremos por policías, donde se encuentra el cuartel principal.  Los policías circulan entre las camionetas mientras desayunan, vigilando, organizando y preparando su equipo. 

El grupo inicial de custodia es pequeño pero a medida que va atravesando poblados se van agregando y renovando, hasta que en el tramo final hacia Abidos, fuimos escoltados por una tanqueta. 

A pesar de estar tan apartado, Abidos tiene el porte de una ciudad como las del norte argentino, sin embargo, la ideología de la gente que la habita es bastante particular.  Atravesando a pie las dos plazas desérticas y contiguas ubicadas a la entrada del pueblo se accede al cenotafio de Seti I, padre de Ramsés II.

Más allá del templo en sí mismo, lo impresionante fue la custodia militar durante todo el trayecto a pie: militares uniformados y vestidos de civil, con ametralladoras, caminando descuidadamente a nuestro lado, custodia para ir al baño, custodia personal con ametralladora para el grupo, otro apuntando desde una ventana, otro con el handy vigilando desde la torre de una mezquita, un camión militar (con militares) en la calle lateral a las plazas…

El cenotafio de Ramsés II estaba a 11/2 cuadras de la plaza hacia adentro, por un caminito sinuoso de tierra que se internaba en el pueblo.  Para hacer ese trayecto nos cortejaron dos militares a camello comunicados constantemente con el militar que estaba en la torre.  En medio de todo este paisaje suicida, suena entre desubicado y chistoso mencionar que vistos de frente, de los lomos laterales de los camellos, asomaban entre las alforjas dos cañones de ametralladora, como si fuera una tanqueta de tiro a sangre.  Mi sensación personal era sentirme como un disco de tiro al blanco en movimiento.  Era tal el despliegue, que en vez de pasar desapercibidos, le avisábamos a los posibles terroristas que había llegado la carne para el banquete.  

Sector lateral
     
En la cornisa del techo
De ahí partimos hacia Dendera donde se encuentra el Templo de Hator.  No les puedo explicar la magnificencia del templo.  Uno de los cuidadores nos invitó a ingresar a una galería subterránea, angosta, de difícil acceso y con murciélagos, de la cual no conocemos su utilidad, pero era bellísima.  También nos permitieron ascender al techo donde había dos capillas, una dedicada a las horas del día y la otra al zodíaco.  

Antigua Piscina

Cleopatra y Cesarión
Estás en el techo de un templo cuyas columnas superan los 10 metros de altura, sobre la roca original, sobre siglos de historia, donde los sacerdotes contemplaban el cielo, te parás en la cornisa y sentís que te lleva el viento, el horizonte es infinito, el desierto te rodea y se extiende, caes sobre el cielo celeste pero tus pies son parte del templo, el templo donde Cleopatra hizo esculpir su imagen junto a su hijo Cesarión, fruto de su relación con Julio César, es impresionante… y esos son nuevamente los tragos amargos de la historia, descubrir que luego de la muerte de César y Cleopatra, Cesarión fue muerto como venganza en manos de Octavio.-





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