sábado, 16 de abril de 2011

PERU - CAP 14/15: Viviendo El Cusco – Parte IV

Cusco, Perú — sábado, 16 de abril de 2011

Tipón
Aprovechando que tenía el Boleto Turístico pago me fui a realizar el Circuito Valle Sur.  El tour se dirige primero a la llamada Capilla Sixtina de América, la cual ya había conocido en mi viaje anterior, las ruinas arqueológicas de Pikillaqta las cuales no tienen nada de asombroso, para finalmente terminar el recorrido pasando por Tipón, este era el objetivo de mi tour.  Tipón es un gran ambiente abierto de amplias terrazas rectangulares surcado por fuentes de aguas y cascadas que generan en el ambiente una relajante fuente de sonido. 
En el camino de regreso a El Cusco, paramos en dos pueblos que se especializan en dos tipos de comida diferente: panes tamaño pizza y pellejo de cerdo frito.  El pan resultó ser sano como todo pan pero pellejo frito y seco, que queda como si fuese una galleta aireada, resultó ser grasa pura.  También por el camino tuve la oportunidad de ver en las zonas más carenciadas una propaganda política que decía “10 panes, 1 sol“… me resultó muy triste ver que una campaña política se base en lo que debería ser el alimento básico de la población: el acceso al pan y a la leche.  Uno esperaría algo más abarcativo, más general como propuesta de campaña, se me ocurre por ejemplo un plan de educación nacional, un plan de financiación de pequeños emprendimientos, pero no que haya que votar a un gobernante que pueda garantizarte los diez centavos por cada pieza de pan, porque si es eso lo que hay que garantizar, entonces ¿qué queda del resto de la superestructura del país?
Cuando estuve de nuevo en la ciudad de El Cusco, y siendo la segunda vez en mi vida que la visito pero siendo la primera vez que sucede durante Semana Santa, pude ingresar a La Catedral la cual aún nocturna, estaba de puertas abiertas por la proximidad de La Pascua.  La particularidad de este recinto es que no se divisa el altar principal desde la entrada ya que al no tener primer piso, tiene el sector coral sobre la planta baja, ocupando la mitad inicial de la bóveda central, con lo cual, cuando uno ingresa, lo primero con lo que se encuentra es con un recinto de paredes y rejas que desafían la altura de las cúpulas y que en su interior albergan el sector coral.  Recién en la segunda mitad de la bóveda central hay algunos asientos mínimos.  Había mucha gente parada, como quien se detiene en medio de la calle a escuchar a escuchar una grata melodía y muchos niños corriendo y jugando entre la gente.  Desde mi percepción, es la catedral más bella que conozco.  Otra particularidad es que no tiene estatuas de santos sino únicamente óleos que retratan escenas sagradas enmarcados en elaboradísimos marcos de oro.  Incluso su altar no es convencional, es más bien un atrio improvisado con un gran cortinado de terciopelo rojo.  Me gustan su excentricidad, su finura y su disposición poco convencional.
Cusco, Perú — domingo, 17 de abril de 2011
Amaneció con una leve llovizna sobre la ciudad.  Es Domingo de Ramos.  Me alisté para salir a una calle fresca, nublada y aguada.  Caminé como todos los días hacia la Plaza de Armas por la Cuesta de San Blas y en la mismísima calle donde se encuentra la Piedra de los Doce Ángulos, encontré en el piso un prendedor con una parejita de coyas.  Estaba húmeda pero nueva, evidentemente la había perdido algún vendedor la noche anterior y había quedado posada en el suelo, como una joya brillante, delante de mis pasos.
Llegué a la Plaza de Armas y el espectáculo era completamente singular.  No eran las 9am y la plaza estaba repleta de gente yendo y viniendo, repleta de vendedores y de niños.  Las tres puertas dobles de la Catedral estaban abiertas de par en par y el aire eclesiástico salía de sus propios límites y se mezclaba con la plaza profana.  Los hombres estaban en su mayoría vestidos con trajes oscuros.  Los vendedores no ofrecían ramos de olivos sino hojas de palma trenzadas artesanamente en forma de cruces y de ramas con redondas hojas.


Esa mañana, aprovechando que era domingo, decidí hacer el tour al Valle Sagrado, el cual recorre unos 350 km en 10 horas.  En la primera parada que realiza el bus, en un mercado ubicado sobre el camino, encontré una Chacana Mágica hecha de Serpentina.  En realidad, en mi viaje anterior al Perú, me había comprado una Chacana Mágica de Serpentina con incrustaciones de plata, de unos 3 centímetros de diámetro, en el mercado de Aguas Calientes pero le pedí un imposible y siendo mágica pero no milagrosa, la Chacana se desprendió repentinamente de mi cuello para perderse entre las calles de Retiro en Buenos Aires.  Ahora tenía en mis manos una pequeña Chacana Mágica de Serpentina que no superaba el centímetro de diámetro y en cuyo corazón había capturada una semilla roja con una pinta negra llamada Huayruro.  Esta semilla, debido a que es venenosa pero muy llamativa -seductoramente mortal-, se utiliza desde los tiempos incaicos en joyería (y en caso de emergencia, “rompa la Chacana y coma la semilla”).  Tuve muchas Chacanas en mi mano durante todo este viaje, en cada uno de los mercados, en cada uno de los puestos, pero no todas son mágicas, no todas se hacen sentir, es algo que se siente o no se siente, es un poder con deseos de explotar hacia el universo encerrado en el puño, y esta efectivamente tenía fuerza mágica.  Compré una para mi y una para mi amiga.  Pendiendo de un cordón negro, lucía modesta ocultando su verdadero poder.
El siguiente destino son las ruinas arqueológicas de Pisac y siendo arqueóloga puedo afirmar no sólo que son muy bellas sino que además están tristemente descuidadas… las ruinas están en ruinas, tapadas por los yuyos.  Y la solución no es muy compleja ni requiere de mucha inversión, simplemente hay que dejar en el sitio arqueológico un par de llamas sueltas, ellas se encargan no sólo de mantener el pasto corto sino que además sacan con sus dientes los platines que crecen entre los bloques de piedra de las construcciones, manteniéndolas de esta formas libres de raíces y vegetación y preservándolas del deterioro que las plantas producen con su crecimiento.  Este sitio arqueológico incaico corona la cima de una montaña en cuya base se encuentran el poblado actual de Pisac y su famoso mercado local.  Esta sería nuestra tercera parada donde nos llevarían a conocer un taller artesanal de platería.  Luego de esto nos dirigiríamos hacia el poblado de Urubamba donde tendría lugar nuestro almuerzo.   
En este viaje me ha tocado vivir algo que nunca antes había vivido: el tener que contar las monedas –literalmente- para poder comer, el tener que decidir entre las distintas alternativas de menús baratos y elegir el más barato de todos, aquel que me permitía ahorrar una moneda.  Las monedas peruanas son grandes y eso le genera a uno la ilusión óptica de haber ahorrado mucho dinero, además de que tienen denominaciones altas y que a diferencia de lo que ocurre en Argentina, en Perú el cambio no escasea sino que las monedas fluyen con gran caudal, con lo cual un manojo de monedas se convierte en un cofre de joyas.  Sorprendentemente no escuché en todo el viaje nadie que me hiciera problemas por el cambio frente a los billetes de denominación alta… es más, he llevado conmigo la costumbre de la incomodidad de no tener cambio para ofrecer cuando pagaba cosas de pequeños precios con billetes de alta denominación pero mis disculpas y mi sensación de culpa no tenían lugar allí, así que aprendí rápidamente a convivir con esta nueva oportunidad de pagar lo que sea con el billete que sea sin tener que preocuparme de que los dos valores sean cercanos entre sí.  Por eso, debo confesar,  he llegado incluso a sentirme culpable por “gastar tanto dinero” en un almuerzo como este donde sentí que lanzaba 20 soles al viento cuanto estaba acostumbrada a comer por menos de la mitad de ese precio.
El primer destino entrada la tarde es el sitio arqueológico Ollantaytambo, un lugar bellísimo escondido entre montañas.  Y si bien el complejo arqueológico está bastante bien conservado, he notado que las zonas que aún conservan revestimientos de arcilla originales no están delimitadas.  Al no estar protegidas, el público “cholulo” se mete para tomarse fotos con poses de  “modelo” sin respetar y sin cuidar los espacios: se paran, se meten, tocan, desarman, raspan, no respetan el sitio en absoluto.  Lamento mucho cuando la gente en lugares como estos se comporta como si estuviese en un shopping.  Es como si hubiese un neto deseo de explotación hoy y ahora de este sitio pero sin ningún deseo de preservación.  No puede ser que la gente, en el Templo del Sol, se pare o se siente sobre las rocas talladas.  No puede ser que nadie tome consciencia de que con las mochilas destruyen los pasadizos angostos.  Hay un guardia en el Templo del Sol que con un silbato le va indicando a la gente que no puede pararse sobre las piedras pero en ningún momento les prohíbe sentarse como si fuese un picnic.  Y la solución no es muy compleja ni requiere de mucha inversión: hace falta acordonar, poner un cordón entre balaustres y un cartelito de “prohibido ingresar” o “prohibido tocar” para evitar la destrucción.
El último destino en este rally andino es el poblado de Chincheros, una comunidad de tejedoras que realizan sus tejidos de telar en base a lanas teñidas con tintes naturales obtenidos de plantas e insectos.    El Valle Sagrado es uno de los paisajes más cautivantes del todo el Perú, sobre todo por su extraña combinación de paisaje de los Andes con pinos alóctonos.
Pero Cusco es maravillosa incluso en sus ocurrencias.  Por ejemplo, la regulación del consumo de agua no sólo determina que puedas o no bañarte sino que limita cualquier otro tipo de actividad que tenga al agua como elemento componente, pero después de tanto paisaje, tanta vida, tanto sol y tanta libertad, ya me había acostumbrado a la intermitencia hídrica y su carencia o posesión realmente poco me importaban.-
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DATOS
§  Boleto Turístico: lo pagué 130 soles y permite el ingreso a 16 sitios de interés turístico.  Hay varios puntos de venta pero yo particularmente lo compré en las Galerías Turísticas de Av. Sol y Mantas
§  Tour Valle Sur: lo pagué 20 soles y dura toda una mañana.
§  Tour Valle Sagrado: cuesta 25 soles sin almuerzo y 45 soles con almuerzo incluido, pero, en mi opinión, por el lugar al que me llevaron a almorzar, no valía la pena pagar ese precio.  Comí únicamente pasta y papas, hay también ensalada de lechuga, tomate y palta y de postre hay flan pero realmente eso no valía los 20 soles que me cobraron porque además del menú estrecho, no incluía la bebida.    Este tour conviene realizarlo martes, jueves o domingos que son los días en que está instalado en la plaza el mercado de Pisac.  Se recorren 350 km en 10 horas.