viernes, 15 de abril de 2011

PERU - CAP 13/15: DIA 4 – Choquequirao - la despedida

Choquequirao, Perú — viernes, 15 de abril de 2011
Sin ningún apuro por llegar a ningún lado, nos fuimos despertando de a uno.  Yo fui la primera.  Hacía frío y había mucha niebla, sin embargo me abrigué y salí de la carpa, me senté sobre una piedra, contemplé ese manto blanco que se posaba sobre todas las laderas de las montañas de la zona y llené mis pulmones de esa brisa fresca y verde.  No había nadie ni nada, la soledad era inmensa y la naturaleza se permeaba por los poros.
Desayunamos e iniciamos el último tramo del camino de regreso hacia Cachora.  Y ahí sí sentí que estaba poniendo en peligro mi vida y comprendí lo peligroso que había sido todo este viaje, incluyendo el tramo en camioneta de Cusco a Cachora.  Los conductores no respetan la doble línea amarilla y lamentablemente son caminos sinuosos donde reinan estas líneas.  Tampoco hay códigos para pasarse, nadie utiliza el guiño para avisar al de atrás que va a pasar al de adelante, el de adelante tampoco aminora, ni se corre a la derecha ni hace señas para indicarle al de atrás si puede o no pasarlo.  Perú en general es como muy informal y el tránsito no es la excepción, cada cual maneja a su gusto y antojo… cada cual maneja según sus propias reglas, incluso en la ciudad ante un semáforo en rojo los autos continúan circulando… y no hay nadie que penalice esta acción.  Algo similar ocurre también entre los peatones: he pedido “permiso” al caminar entre la gente y parece que nadie me entiende, nadie se corre ni un milímetro.
Pero volviendo a la montaña, comenzamos a caminar y siendo el mismo camino que habíamos realizado tres días atrás, ahora estaba modificado por numerosos derrumbes de tamaño considerable, uno tras otro, no sé cuántos habré atravesado pero ahí estaba la montaña posándose sobre el camino con sus rocas y su tierra.  Incluso había tramos del camino que sencillamente habían desaparecido o que la tierra se había marcado como una tajada de torta lista para desprenderse de la montaña.

La pendiente de la ladera es abrupta y cualquier caída conduce directamente al vacío.  Pero no sólo caminé entre derrumbes, entre rocas caídas sobre camino, caminé también SOBRE derrumbes que habían sepultado el camino y ahí sí sentí por primera vez en el viaje mucho miedo.  Pero también descubrí que con el correr de los años, haciendo esta actividad, perdí el vértigo y eso es un logro muy importante para mi porque significa una mayor confianza en mis pasos no sólo física sino emocionalmente.
Pero estos eran derrumbes que se habían tragado el camino y nosotros pasábamos sobre ellos, sobre ese cono de tierra y rocas inestables.  Cualquier movimiento, incluso un paso, podrían reactivarlo.  No miré hacia abajo salvo por el rabillo del ojo.  Uno de ellos era mayormente color oscuro y lo atravesamos por lo alto pero el segundo era mayormente color claro y lo atravesamos por una parte baja donde sólo cabía un pie a la vez.  Sólo vi por el rabillo de mi ojo izquierdo que el manto blanco continuaba hacia abajo como un abanico… y mi imprudencia fue llevar los bastones en la mano derecha donde estaba el sector superior del derrumbe, casi pegado a mi hombro derecho.  Sé que en dos oportunidades mis palos tocaron esas piedras pero por suerte nada se movió y puedo contarlo, sin embargo, recordar este momento, hace retornar el temor a mi cuerpo, me pregunto una y mil veces por qué no lo pensé mejor antes de atravesarlo, aún cuando no sucedió nada, siento que fui imprudente.
Llegado a cierto punto sobre la carretera marcado por una flecha en el piso armada con piedras blancas, el camino se convierte en un atajo, un sendero que se interna nuevamente entre la vegetación.  Este último trayecto, bastante más amigable, es el que conduce finalmente al pueblo de Cachora.

Mi apreciación final del viaje es la siguiente:
1. Es un camino empinado, alto, difícil aunque poco dificultoso pero muy peligroso
2. No es para hacerlo en época de lluvia ni de calor sino en época fría y seca
3. Siendo que el Camino del Inca con grado de dificultad “fácil” uno lo realiza en 4 días/3 noches, hacer Choquequirao con grado de dificultad “difícil” no debería hacerse en la misma cantidad de tiempo sino en un tiempo mayor
4. De hacerlo nuevamente, lo haría a mi ritmo, no con los tiempos a cumplir prefijados por un operador turístico que vende desde su escritorio sino siguiendo mis propios tiempos de aclimatación, utilizando para ello los campamentos disponibles a fin de avanzar de a tramos cortos
5. Avanzaría sólo en horas anteriores y posteriores al sol, por la madrugada y por la tarde, a fin de evitar el sol cercano al cenit
6.  Tener presente que con esta programación el trekk duró 3 días ya que se inició al mediodía del primer día y terminó la mañana del cuarto día y no 4 días / 3 noches como lo venden
7. Prestar atención con la programación del segundo día ya que es una locura pretender descender media montaña y ascender una montaña entera de la base a la cima todo en un mismo día
8. Llevar provisiones suficientes de agua, si bien hay venta de bebidas en los campamentos, en el trayecto entre uno y otro el agua se evapora apenas entra al cuerpo y prácticamente no hay vertientes salvo una o dos en todo el camino, el río va por el fondo del valle, el camino por las laderas.  Yo he tomado unos 6 litros de agua durante la caminata de los 3 días, a razón de 2 litros por día.
9. He visto que en los campamentos hay venta de bebidas gaseosas, aguas, energizantes e incluso cerveza, pero no he visto provisión de alimentos salvo por un par de paquetes de galletas.  Tampoco he visto alquiler de carpas ni de equipo de montaña, los campamentos no son campamentos oficialmente montados sino que es la misma gente de la zona que tiene armados campamentos de campaña que se van adaptando a las necesidades de los turistas, es pura hospitalidad e inventiva de la gente local dentro de  su hábitat cotidiano.
10. El camino está claramente señalado y se puede ir incluso sin guía pero yo no iría sin un arriero y unas mulas que cargaran el grueso de mi equipaje, sobre todo porque uno se ve en la obligación de transportar sí o sí la carpa, la bolsa de dormir y los alimentos para toda la jornada.
11. La mochila de mano debería llevar únicamente: agua, repelente para insectos, cámara de fotos y poncho para la lluvia.  Todo lo demás es peso extra… incluso viajaría únicamente acarreando una cantimplora con agua.
12. La bolsa de dormir que yo utilicé es la única que tengo y que es para 10 grados bajo cero.   Dada la diferencia de altitud entre los distintos campamentos, cuando uno duerme dentro del cañadón, como por ejemplo en Chiquiscca, hace un calor húmedo y tropical que hace que uno quiera dormir fuera de la bolsa de dormir, pero cuando uno acampa a mayor altura, se siente la influencia del viento y los nevados y entonces uno busca meterse en la bolsa de dormir con abrigo extra, así de extrema es la temperatura.
13. Aún no logro descifrar si Choquequirao está todavía en mi lista de pendientes o es que simplemente no tenía que llegar y la montaña me perdonó…