sábado, 11 de octubre de 1997

ARGENTINA - ENTRE LA MONTAÑA Y EL MAR - CAP 1/5: Patagonia salvaje


Esta es una recopilación de mi primer viaje sola.  Debido a ello había decidido no hacer carpa sino parar en un hotel y utilizar la ciudad de Puerto Madryn como campamento base desde el cual moverme temporalmente hacia puntos clave.  Sin embargo en el trayecto conocí unos mochileros que me ayudaron a descubrir tres actividades que me acompañarían hasta el día de hoy: la vida social en los hostels, el trekking de montaña y la impronta de las memorias de viaje en los diarios.

Buenos Aires, Argentina - sábado 11 de octubre de 1997

22:15hs  Cuando fui a escribir la fecha me di cuenta que no sé en qué día estoy.  Sí se dónde estoy, voy camino a Bahía Blanca.

Por la ventana sólo se ve el campo negro que, en la lejanía, se entremezcla con el cielo gris.  No sé si hay neblina o es que los vidrios están empañados.  Estoy con un equipo de esos de tela arrugada y una remera.  Me descalcé y me tapé con una frazadita de viaje.  El micro está oscuro y la gente durmiendo, así que apenas veo lo que escribo.  Acabo de cenar unas galletitas saladas con queso fontina untable. Me tomé parte de la tarde para devorar  parte de mi equipaje: intento trasladar el centro de gravedad de la mochila, desde los hombros hacia mi panza.

Hoy comencé mi travesía faunística: me pasé el viaje viendo vacas.  Es bastante positivo porque sólo esperaba ver pingüinos y ballenas.

Micro en la ruta, Argentina – domingo 12 de octubre de 1997

8:25hs Voy camino a Puerto Madryn.  Las condiciones climáticas no parecen muy buenas.  No sé si es que Soda Stereo lanzó un cassette con versiones lentas de todos sus temas o es que me quedé sin pilas.

11:25hs Puerto Madryn


Sin bien sabía (y conocía) que los campings estaban retirados unos 3.5 a 4 km del centro, me he acercado a ellos y los he visto desolados.  Sólo había casas rodantes (4 ó 5).  Ahora estoy en pleno centro.  Dicen que la ciudad está llena de gente, que no hay lugar en ningún hotel y que los campings están vacíos porque hace mucho frío: yo ví únicamente un contingente de PAMI que habita en mi hotel y jóvenes sueltos.  Con respecto al frío, estoy en mangas cortas. 


Puerto Madryn, Argentina – lunes 13 de octubre de 1997

Por la mañana salgo a la playa a tomar unas hermosas fotos con un sol espléndido, muy cercano al amanecer.  



Puerto Pirámides, Argentina – martes 14 de octubre de 1997

Una señora de la empresa de turismo pasó a buscarme por el hotel en un auto particular en el que ya venía una pareja de jóvenes.  Raramente noto que la conversación no pasa de tres palabras.  Pensé que eran descorteces pero la explicación es que son extranjeros.  Una vez en la empresa, subimos a un micro.  El contingente estaba integrado por un grupo mixto de latinos y europeos.  El popurrí de idiomas me hacía sentir en el extranjero. 

Había estado deseando este momento durante mucho tiempo.  En el viaje anterior no había logrado hacerlo porque una de mis amigas se resistía a “gastar”… cuestiones delicadas y difíciles de sobrellevar sobre todo porque yo soy de pensar que un viaje no es un gasto sino una inversión en mi experiencia de vida.  Además a ella le gustaba quedarse amarrada a un lugar, yo en cambio, necesitaba ponerme en movimiento, circular para liberarme de toda atadura y este fue un viaje con mucho movimiento. 

El circuito incluye: avistaje de ballenas, avistaje de elefantes marinos en Caleta Valdés y recorrido por el museo de la zona. 

Las embarcaciones parten hacia aguas profundas y mágicamente las ballenas salen a su encuentro.  Es impresionante saber que uno está a merced de semejantes mamíferos y sin embargo se comportan dulcemente y se mueven más suaves que un diente de león al viento.  Una de ellas, nadando sobre la superficie del agua, encara a la embarcación justo de frente… se dirige firmemente y a línea recta contra la proa… parece que está a punto de chocarla… pero cuando llega a escasos metros de esta, se sumerge y pasa por debajo haciéndonos sentir su presencia indirectamente a través de leve vaivén de la embarcación provocada por el oleaje… Otra se pasea muy cerca nuestro junto a su pequeña cría.  Es como si les gustara nuestra presencia… se muestran curiosas y es como si buscaran jugar con nosotros.

En el museo de Puerto Pirámides me acerco a hablar con un muchacho de nuestro grupo.  Le pregunto en inglés e intenta traducirlo al castellano.  Me contesta en inglés e intento traducirlo al castellano ¿…?  Hasta que descubrimos que ambos podemos hablar nuestros idiomas y entendernos: es suizo italiano.  Viaja junto a una pareja de amigos.  Esta noche parten hacia Esquel.  Quedamos en que si nos encontramos en Esquel, seguimos viaje juntos.  


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