lunes, 28 de mayo de 2012

Los Artistas de Cuzco

En mi segundo viaje al Perú, tuve la inesperada oportunidad de poder visitar el interior de la Catedral de Cuzco.  Esperando encontrarme con la decoración habitual de las iglesias católicas, su ornamentación me sorprendió enormemente cuando en vez de tener una escenografía montada con estatuas de santos, estaba sobriamente decorada por medio de pinturas al oleo, que representaban pasajes de escenas sagradas, enmarcadas en bellísimos marcos áureos barrocos, tapizando sus esbeltas murallas y columnas.  

Un tiempo después, un amigo me comentó que la particularidad de esas imágenes era que habían pertenecido a lo que en la época Colonial había sido la Escuela Cuzqueña de Pintura, lo cual engrandecía aun mas mi admiración y su valor excepcional.

Un tiempo después del después, descubrí que en momentos anteriores al Imperio Inca, existían en las costas del Perú unos pintores de mantos cuyo oficio era justamente pintar las telas de las vestimentas, y que durante el Incario, había en ciertos templos, pinturas que representaban momentos claves su historia.  

Antes, durante y después, los pintores cuzqueños nos deleitaron y deleitan con su producción artística.  En mi primer viaje al Perú, en el año 2009, adquirí de un artista callejero, una bella acuarela a cambio de los pocos soles que me quedaban en el bolsillo.  
    
La Acuarela

Es llamativa la forma en que el arte se exhibe en las calles de esa ciudad: verborrágica, profusa y desinhibidamente.  Y la existencia de semejante pandemia de colores en la oferta de imágenes andinas, se traduce en una demanda de magnitud similar, un consumo de las mismas por parte turistas que provienen de distintos rincones del mundo buscando atesorar las vivencias de su paso por ese pequeño cofre de historia incaica.

La pintura que yo me traje de recuerdo es una pequeña acuarela, de 12x35cm, que compré limitada tanto por el dinero disponible en ese momento como por la posibilidad de transportarla en mi mochila, para lo cual, la vendedora la colocó delicadamente enrollada en el interior de un tubo de cartón y así asegurarme su intacto traslado.

Recién hoy me percato de un detalle fundamental: la obra no tiene la firma de su autor.  Tal vez fue un olvido, una omisión... tal vez sólo pretendió mantenerse en el anonimato.  Solo recuerdo que la chica mencionó que todas ellas eran obra de las manos de su padre.  ¿Quién era aquella chica?   ¿Quién era su padre?  Lo cierto es que las calles de Cuzco están continuamente rebosantes de estos artistas que ofrecen la mirada de su pueblo al mundo.  

Los Artistas de Cuzco
En honor a ellos, y haciendo extensivo el anonimato de la obra, es que me permito representarlos a ellos y sus sueños, en esta bella y cálida pincelada.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario