martes, 5 de abril de 2011

PERU - CAP 4/15: Retratando a Lima – Parte II

Lima, Perú — martes, 5 de abril de 2011


Estoy escribiendo este capítulo en la mismísima Plaza de Armas.  Como todos los días me levanté 7am, desayuné y salí en busca de mi camino.
Tuna roja
Por fin, café con leche!!!  El último que había saboreado fue mi último desayuno en Baires antes de partir.  He notado que el componente “bomba” del desayuno varía con el correr de los días: domingo tamal, lunes huevo frito, martes salchicha frita… Ya aprendí a decir que no a la bomba matutina y a reemplazarla por mi propia fruta.  Las verdulerías son un crisol de colores, formas y sabores.  Hoy decidí probar la tuna.  Para pelarla primero se cortan ambos extremos y luego, con ayuda de un corte longitudinal, se despega la cáscara.  La fruta por dentro es intensamente roja y su tinta bastante concentrada.  En su interior hay varias semillas en forma de pepitas que según me indicaron también se comen, pero yo, por razones obvias, preferí no hacerlo.  Los lugareños me recomendaron probar su versión verde, pero hasta el momento no la conseguí.

Plaza San Martín
La mañana no parecía prometedora, sin embargo fue un día de muchos honores.  En primer lugar tuve el honor de ingresar a conocer las piezas pertenecientes a Machu Picchu recuperadas de la Universidad de Yale, USA, cuya exposición tuvo lugar en los salones laterales del Palacio de Gobierno.  Y ahí mi segundo honor, poder ingresar al Palacio.  Estaba tan maravillada por las piezas como por los salones.  La colección incluía piezas de metal, adornos de oro, vasijas de barro y elementos tallados en hueso.  Los salones incluían espejos, arañas, grandes cortinados.  No estaba permitido tomar fotografías así que me concentré para guardar la imagen en mi retina.



Teatro Colón
Luego, dediqué parte de la tarde para recorrer el Centro Histórico y tomar algunas fotografías panorámicas.  Cada casa colonial que encuentro pregunto cuál es su historia y resulta ser que en una de esas preguntas dí por respuesta con una casa que pertenecía a un español que tenía una flotilla de barcos y que construyó esa casa de cuatro pisos con un mirador en la parte superior para poder vigilar la costa y sus barcos.  Quien cuidaba la entrada de esta casona me contó también que el Gral. San Martín se había hospedado allí ya que el dueño había oficiado de prestamista para las campañas libertadoras del General.  Hoy es un centro de estudios y por tal motivo no hay visitas guiadas pero se ve que fue tanto mi entusiasmo, mi curiosidad o mi insistencia que la persona me invitó a conocer los pisos superiores que estaban todavía originales, sin restauración.  La restauración de los pisos inferiores estuvo a cargo del gobierno español.  Así fue como tuve el tercer honor de la tarde de subir hasta la terraza del edificio y contemplar la Lima colonial desde arriba, desde sus techos.  La escalera de ascenso se va angostando hasta terminar en un pasadizo de una sola persona de ancho… sumamente angosto.  Según me explicó mi guía particular, la construcción de ese pasillo es así porque ante las invasiones los habitantes de esa casa se refugiaban en la terraza y si subían enemigos, podían matarlos de a uno a medida que iban subiendo.  Las casas linderas son también coloniales pero pertenecen a familias particulares por eso no tiene inversión en restauración ni mantenimiento de parte de manos privadas pero tampoco cuentan con el sustento del Estado.  El resultado es un estado triste y lamentable de los techos, totalmente destruidos.
  




Hotel Bolívar
Continuando mi caminata dí con el cuarto honor de la tarde.  Un custodio me invitó a ingresar al hall del Palacio Municipal donde reside la Alcaldesa de Lima.  Otro edificio palaciego… me invitaron a firmar el libro de visitas y creo que me arrepiento de no haberle dicho a la alcaldesa que así como está tan bello y cuidado su palacio, me gustaría desde mi extranjería, que se valorara como parte del Patrimonio Nacional de Perú el resto de las casas coloniales y los techos que acababa de ver y los balcones que acababa de fotografiar… Si puedo, en la semana me acerco y le dejo una nota.
Colegio de Ingenieros


El quinto honor del día es poder escribir este diario y ver caer la tarde sentada en un banco en la Plaza de Armas de Lima.  Un día histórico en el Centro Histórico.









Lima, Perú — miércoles, 6 de abril de 2011 

Estos días, además de desayunar entre frituras, he tenido la oportunidad de compartir el desayuno con un sociólogo peruano para quien Perú solo puede salir adelante “civilizando” al indígena.  Esos son los momentos donde un silencio puede valer oro y obviamente callé.  También menciono que las mujeres argentinas somos bastante independientes mientras que la mujer peruana es más del marido, mas sumisa y ahí callé por segunda vez.  Paradójicamente este mismo hombre me dio un viejo consejo: “a la tierra que fueres, haz lo que vieres”.  Según Freya Stark  “hay una gran diferencia entre ser turista y ser viajero” pero en este caso no me siento ni viajera ni turista, soy una extranjera.  Y si bien en Baires una mujer caminando sola puede ser un blanco fácil, acá parecer ser signo de respeto o por lo menos de admiración, hasta cierto punto siento incluso que me da poder.  Estimo que la imagen que emano debe ser del tipo “esta mina debe ser jodida como para viajar sola” y no lo niego, pero nadie sabe que es circunstancial.  A ellos les llama la atención ver una extranjera sola recorriendo su país.  A mí me llama la atención pensar que una mujer pueda moverse solamente si va con un compañero masculino.  La vida es así, es una sumatoria de momentos con uno mismo y momentos para compartir.  Además la presencia física no es garantía de no estar en soledad… se puede, como en mi caso, viajar físicamente sola pero tener compañeros de viaje vía internet!!!  = )  Me pasa también que cuando voy por la calle me vivo chocando con todos los hombres que se me cruzan por el camino porque ellos esperan que yo me corra para dejarlos pasar… NI EN PEDO!!!
Olluco
Mi cena de anoche fue una prueba experimental de ollunco, unas papitas multicolores que como no sabía cual elegir, me lleve un par de cada color: moradas, naranjas y amarillas.  Según me comentaron se saltean ajo + pimiento rojo + carne de cerdo + los olluncos trozados y se come un manjar.   Pero como yo no tenía ni los elementos ni la voluntad para todo eso, opte por hacer un puré de ollunco, una idea no muy feliz porque el sabor y la textura son como comer una papa verde.  Sin embargo he comprobado experimentalmente que los olluncos oscuros tienen un punto de cocción menor que los claros que tardan más.  El problema fue que estos papines no se terminaron nunca de desarmar y su sabor es como comer una papa inmadura.  Obviamente que frito y condimentado debe saber diferente, yo sólo me limité a agregarle sal y leche.  Acá parece que no conocieran la comida hervida ni la comida al horno, todo es frito y el aceite que usan es tan fuerte, tan penetrante, que termina cambiándole el sabor a la comida.  La desilusión más grande que sufrí en este viaje fue ir a un Burguer y sentir que las papas fritas no tenían sabor a papas sino al aceite en que se freían… toda una desilusión.
Son las 10:26 hora de Lima… hay viento con olor a mar… y mientras escribo me vino a la memoria una imagen… mi llegada a Lima, cuando salí del aeropuerto y caminaba por la playa de estacionamiento junto al taxista… recuerdo el viento y el olor al océano llenando mis pulmones…
Maracuyá
Hoy por la mañana incluí en mi desayuno un maracuyá.  Hace unos años, cuando estuve en Florianópolis, había en el hotel un cocinero rollizo que estaba encantado de que a mí me gustara tanto su mouse de maracuyá y para vanagloriarse a sí mismo, me preparaba una todas las tardes.  Según me explicaron, el maracuyá es un cítrico y solo se usa para hacer jugos, así que compré sólo uno a $0.12 y lo llevé en mi mochila a recorrer Lima.  El tema fue cuando abrí la mochila y salió la una corriente perfumada… ahí descubrí que el maracuyá tiene un perfume más que intenso, así que si a partir de ahora en vez de seguirme los hombres me siguen las abejas, ya saben por qué es.  Cuando finalmente lo partí me encontré con una catarata de semillas y jugo que se vació en mi plato y me quedé con las dos cáscaras vacías en mis manos.  Así que si bien no lo podía comer, porque eran puras semillas acuosas, lo utilicé como base aromática para mi ensalada de frutas.  Esa es toda mi preocupación en estos días: si me como o no me como las semillas.
“Las cosas que poseemos terminan por poseernos” y no hay nada que me haga más feliz que andar liviana por la vida.  Mi mochila de mano va cargada con frutas, pan, queso y agua mineral.  Hemos recorrido así todo Egipto, llevándonos en bolsas negras (esas que se usan para la basura) los panes con comino que nos daban en el desayuno y llevándonos en otra bolsa negra los huevos duros que también formaban parte del desayuno.  Lo único que comprábamos era la infaltable agua Baraka y el famoso Queso Feta, un queso de cabra símil ricota que viene en una cajita de tetrabrik símil la del puré de tomates.  He recorrido también la Patagonia y Perú comiendo atún en lata, pero esta vez, considerando que estoy en una ciudad costera, preferí dejar el atún enlatado para cambiarlo por pescado fresco que aún no pude probar debido a que todos los lugares me huelen a frituras y salgo corriendo.  En mi mochila grande lo más valioso que llevo es el Vick Vapo Rub, que me costó muchísimo conseguirlo porque esta discontinuado.  Este tradicional ungüento, a base de mentol, alcanfor y eucalipto, es el único remedio que llevo para la montaña porque me abre las vías respiratorias ante la altura y la falta de oxigeno y me ayuda a seguir… no tiene valor económico alguno, sólo utilitario.  Es más, mi mochila está llena de bolsillos, uno para comida, otro para medias, otro para perfumería etc., los cuales pueden abrirse libremente, sin embargo, jamás la hago embalar con film… no tengo nada que perder… “las cosas que poseemos terminan por poseernos… y si no poseemos…”


¿Qué hice hoy?
Visité el Museo Larco, particularmente famoso por dos motivos: (1) porque es uno de los pocos museos en el mundo que permiten visitar sus depósitos (2) porque posee una sala especialmente dedicada al arte erótico.  El museo es una casona colonial llena de flores Santa Rita de todos los colores: blanco, amarillo, naranja,  rosa, rojo y fuxia plantadas en degradé.  El depósito es un lugar clasificado con la misma claridad expositiva que el resto del museo.  La sala de arte erótico es espectacular y está apartada del cuerpo principal del museo por razones obvias.






Este museo se encuentra en Pueblo Libre, lindero a Magdalena del Mar pero alejándose de la zona costera, hacia el interior de la ciudad.  Es un pueblo sencillo y modesto de casas bajas.  Me traje de Baires toda una serie de planos de las distintas zonas de Lima que me fui bajando de diferentes sitios y que me sirven para moverme en forma exacta por la ciudad pero no había conseguido mapa de esta zona así que estaba por ir “a ciegas” pero revisando la biblioteca del hostel encontré una guía de Lima a la que le faltan unas cuantas hojas pero en la que encontré el valioso mapa. 
Cuando terminé mi visita al Museo Larco, decidí dirigirme hacia el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia que se encuentra dentro del mismo barrio, pero la sorpresa fue que no tuve que hacer uso de mi mapa sino que me invitaron a seguir una línea azul pintada en la vereda… una línea que une a ambos museos separados unas 15 cuadras entre sí, así que al mejor estilo “Hansel y Gretel” fui siguiendo la línea azul que cruzaba calles y avenidas, bordeando plazas, pasando estratégicamente por un supermercado, por la famosa Taberna de Queirolo  y finalizando en la puerta de ingreso del otro museo.  

La casa de Bolívar
Entre las cosas más impactantes que encontré en este museo fue un ala de la casona colonial que perteneció a Bolivar, ubicada frente a la plaza del mismo nombre, en la que vivió el Gral. San Martín.  He notado que la gente se llena la boca cuando habla de San Martín, lo consideran un verdadero héroe y eso me sorprende porque siento que lo valoran más afuera que en mi propio país.  La casona está restaurada pero mantiene muebles y frescos originales.  Incluso tiene dos óleos del Gral., uno retratado de joven y otro durante su vejez.  Además está exhibido un traje original de los granaderos que lo acompañaban.  Las lámparas, los pisos, los muebles, las puertas, las ventanas, las rejas… es tener el privilegio de volver a caminar sobre la historia. Según me comentaron este pueblo se llamaba originariamente Magdalena Vieja, pero luego de la independencia del Perú, este lugar donde habitaba el Gral San Martín pasó a llamarse en su honor, Pueblo Libre.



Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú
Ambos museos imperdibles!!!
***
DATOS
§  Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú http://museonacional.perucultural.org.pe/