Punta Tombo, Argentina – jueves 16 de octubre de 1997

Hoy es la tierra del pingüino de Magallanes, un animalito simpático que se acerca como tambaleándose, mirándote primero con un ojo y luego con el otro. Esta alternancia, según nos explicaron, es debido a que tiene los ojos muy separados y que por lo tanto necesita turnar alternadamente la visión de uno y otro para poder medir la distancia del objeto, o en este caso, la persona a la que se acercan. Es lo que en física se llama paralaje. Pero lo que sigue, no voy a contarlo yo, sino los propios pingüinos.
Como en todas las sociedades, hay algunos vagos que disfrutan de la buena vida en la playa
Mientras que otros tienen que trabajar para poder sostener a sus familias, llevar alimento a sus hogares y colaborar con la construcción del nido
Obviamente también están los haraganes que se pasan la tarde durmiendo...
...mientras los más responsables se quedan al cuidado de sus crías
Pero como todas las historias, esta también tiene un final feliz… porque en medio de toda esta vida ajetreada, siempre hay un espacio para el amor.
La excursión, a su regreso, incluye una visita al Museo Paleontológico Edigio Feruglio de la ciudad de Trelew y luego una recorrida por la ciudad de Gaiman donde se hace una visita a las casas de té más famosas para cerrar una tarde arrulladora entre dulces y té galés.
¿Querés seguir leyendo esta historia?
Te invito a leer el capitulo siguiente haciendo click acá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario